lunes, 12 de marzo de 2012

CÁNDIDA RODRIGUEZ REDONDO

     Aproximación al retrato psico-biográfico de CÁNDIDA  RODRIGUEZ  REDONDO.-
 Una página de la Historia del Campo de Nijar: Puebloblanco y San Isidro de Nijar-Armería

Cuando Cándida me dijo, que pensaba publicar un libro, con muchas cosillas literarias que había escrito a lo largo de su vida, y que, le hacia ilusión incluir en su repertorio literario alguna reseña mía, por haber sido su primera Maestra en la Enseñanza Primaria, pensé.....efectivamente..... aquella niña que en el curso 60-61 (siglo pasado), yo tuve la suerte de tener en mi Escuela-Capilla de Pozocapitán, ha sido capaz   

de llegar, en la cumbre de su madurez, a este resultado. 
                          Cándida era, y es de porte intachable: respetuosa, disciplinada, alegre, trabajadora cien por cien.... y muchas cosas más. Todas ellas muy buenas. 
Su atención y sus tareas estaban siempre prontas y bien hechas; con limpieza con orden y con armonía.                          Cándida, Iluminada Martines, Maria Hernández, María Segura Fenoy y Carmen Ruiz formaban un quinteto que era la admiración, el ejemplo, el encanto y el regocijo de todos sus compañeros, más pequeños que ellas y, naturalmente más juguetones. Ellos, también, eran muy respetuosos y trabajadorres.                                                    
Es obligado que recuerde a Pilar Acacio Gónzalez - 6 años - ¿Por qué? ... Por ser la benjamina de la clase y, por su exquisito comportamiento y aprovechamiento; y a las parvúlitas, Angélicos Campoy e Isabelita Hernández -4 años- No estaban en la lista de la escuela, por no tener la edad escolar, pero lloraban porque querían venir a clase. Consentido por la maestra, las madres las traían y, las colocaban al final de la clase en sus sillas pequeñitas, al solecito y en completo silencio. Salían y entraban cuando querían, pero,... poner los pies en la escuela para ellas era sagrado. Así, que,..." el más absoluto silencios y mucho... mucho respeto". Su comportamiento era como, el de grandes contempladoras del espectáculo más maravilloso del mundo: "Ver a todos los niños del barrio, en aquel local, con una mujer, la maestra,... aprendiendo a saber y a ser educados". Con esos principios de, educación y de respeto, se comportaron en la escuela en su primera infancia, no porque la escuela se los hubiera dado, no hubo lugar a ello; es porque la recibieron de sus padres, en sus casas. Fueron y son buenas receptoras y portadoras de estos valores. Hicieron gala de ello en su anormal presencia en la escuela ( 4 años), por propia voluntad y con el mayor respeto del mundo; valiéndose de lo que todos los niños se valen  cuando quieren conseguir algo; llorar. Por ser la causa justa, se les concedió. Tuvieron aquel comportamiento y, lo siguen teniendo a lo largo de su vida. Ahí tenemos a Ángeles en Atochares y a Isabel en Puebloblanco. Son hijas, esposas, madres y convecinas ejemplares. Si alguien lo duda, ... que pregunte. Yo lo certifico.  
Las pequeñitas eran los brillantes que relucían en aquellas joyas de niñas y niños que, conformaban el material humano de aquella,... mi primera escuela, en propiedad, en Pozocapitán.
Todos ellos, pero especialmente el grupito de niñas, eran la complacencia y satisfacción de la maestra, en su ardua y difícil tarea de educar y enseñar a un conjunto de escolares que, sin ser numeroso, abarcaba todos los niveles de enseñanza - párvulos, elemental, ciclo medio y superior -. Ahora, cuando lo pienso; ni me lo creo. Pero era y fue así en Huebro, Pozocapitán, Albarico de Bédar, Puebloblanco y San Isidro de Nijar; todas ellas, mixtas o unitarias, lo que significa que comprendian todos los ciclos de enseñanza.
Estas niñas mayores, eran unas trabajadoras incansables. Cuando hacían sus tareas, colaboraban ayudando a los más pequeños en lectura, escritura. operaciones y cálculo.
Siempre les estuve agradecida, a ellas y a tantas otras que, a lo largo de mis 42 años de maestra de Primera Enseñanza, me sirvieron de apoyo por su reiterada aportación a estas tareas.

Pues bien, en aquella escuela de Pozocapitán nos reencontramos Cándida y yo. Nos habíamos criado practicamente juntas; salvando la diferencia de edad que nos llevamos. Ella como alumna, yo como primera maestra en aquel núcleo rural que, logró salir de la caverna del olvido y de la incultura, gracias a la gestión que hizo Don Rafael López Lupiañez, capellán de Colonización en el Campo de Nijar; por lo que consiguió que, la Delegación de Enseñanza Primaria enviara a Doña Rosario Gimenez Contreras en Misión Pedagógica y como investigadora del lugar -población, situación social, cultural y religiosa, número de niños en edad escolar, etc.
Doña Rosario, magnífica Maestra -con mayúscula - supo sufrir todos los inconvenientes de aquel medio rural - sin agua corriente, sin luz eléctrica, sin medio de transporte a la puerta, sin un wather donde hacer las necesidades más íntimas, etc.... etc. -   con elegancia, mucho cariño a toda la población y a las personas que la acogieron, mis padres, y con decisión por el  mucho amor a la profesión y al compromiso social que la caracterizó y la caracteriza de por vida, llevando la semilla inicial e imprescindible para el desarrollo cultural de este lugar que, por  muy recóndito y alejado que estuviera geográficamente, tenia derecho a tener, como mínimo, una Escuela Primaria; garantía de la no proliferación del analfabetismo que existía en toda España, pero muy especialmente en Andalucia.

Cándida nació en 1949 en Las Hortichuelas, termino de Nijar,-Armería.
Su irrefutable pasión por la vida, le ha llevado por una senda sociocultural ejemplar.
Buena alumna, buena hija, buena hermana, buena, buenísima conciudadana,... buena esposa y mejor madre.
Gran amiga de sus amigas y muy responsable con su compromiso social; impuesto por ella misma y en honor a su familia que, así lo fueron.
Su abuelo, "el tío José el tendero", su padre " Antonio, el tendero" y sus hermanos, Antonio y Juan José "Los tenderos", ( el sobrenombre les viene de haber tenido tienda toda su vida; similitud que compartian con mi padre, Pepe el de la tienda), son una gran familia, buenos amigos y  buenisímos convecinos. Los habrá buenos, donde los haya.... pero.... ¿cómo éstos?...... de verdad de verdad que, considero, no se puede mejorar. De todos ellos, faltan bastantes. Aun quedamos algunos: ( Cándida madre, Cándida hija, Antonio y yo, la que suscribe, y mi hermana María Dolores que nos consideramos como de la familia ) para dar fe de ello. Y esperamos que nuestros hijos: Almudena, Jorge, Irene, José Antonio y Esther, sigan siendo fieles continuadores de ejemplarísima convivencia y porte social.

Pues bien, sigamos diciendo de Cándida que, aquel quehacer ejemplar en la escuela, lo ha seguido cultivando y conjugando con sus tareas cotidianas. Buena prueba de ello es el trabajo que hoy nos ofrece, Su gran repertorio poético.
Cuando me pidió que le escribiera la nota, pensé todo lo dicho, pero también quede asombrada.
Asombrada, por la decisión que había tomado de publicarlo. No todas las personas que escriben, que escribimos, yo también lo hago, nos decidimos a publicar.
Ésta, su decisión, engrandece su personalidad, da seguridad a su autoestima y confirma muy especialmente su gran liberación y decisión para aceptar una crítica, que, siempre es a favor o en contra del supuesto prestigio.
Ella piensa, esta convencida, que, su disponibilidad a aceptarla engrandece y enriquece todo aquello que hacemos.
Si, es cierto, a mi, que fui su maestra, y a todos vosotros nos da una buena lección.
Seguro, segurisimo que la mejor forma de progresar es una correcta crítica.

        ¡Muy bien, Cándida!  ¡¡ÁNIMO!!  y  ¡¡¡ADELANTE!!!








              

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